Capítulo 7

*Narra María*

Me desperté pensando que sería el peor cumpleaños de mi vida. No me apetecía hacer nada especial, aunque todos insistían en que tendría que hacer una gran fiesta. Estaba tirada en la cama, llevaba toda la mañana así.

Llegaron Clara y Belén y me dijeron:

- ¡Venga María, levántate y vete a arreglar un poco!

- ¿Para qué?

- Tú haznos caso - dijeron, con una voz un tanto misteriosa, y después se rieron.

Me levanté y fui a darme una ducha sin ganas. Cuando salí, en mi cama había un precioso vestido y unos tacones. Me quedé impresionada al verlo y dije:

- ¿Para qué arreglarme tanto?

- Hoy será un gran día, ya verás. - dijo Clara sonriente.

- Chicas, sabéis de sobra que no quiero celebrar nada.

- Venga tía, hoy cumples 18, ¿cómo no lo vas a celebrar?

- No sé que os traéis entre manos... - dije mientras me vestía.

Cuando terminé, me maquillaron un poco, ya que yo no solía maquillarme nunca y me hicieron unos tirabuzones.

Nada más terminar, sonó el timbre y Clara bajó corriendo a abrir la puerta. Cuando oí la voz de Niall, me puse muy nerviosa y bajé las escaleras tan deprisa que por poco me caigo. Al verle ahí de pie con ese traje que llevaba, casi me desmayo. Él se quedó un rato mirándome de arriba a abajo.

- Ya es la hora - fue lo único que dijo con una gran sonrisa mientras me ponía una benda en los ojos.

Me fue guiando hacia el coche con sus manos en mi espalda y antes de entrar, escuché como Clara le decía algo, pero lo dijo tan bajito para que no me enterara que no entendí nada.

El viaje duró al rededor de 4 horas, pero estaba tan ilusionada y tan atenta de cómo cantaba Niall junto a la radio que se me pasaron las horas volando. No sabía donde íbamos ni lo que pasaba, pero estaba más feliz que nunca.

Cuando llegamos, me ayudó a bajar del coche y por fin me quitó la benda.

Al ver el paisaje se me saltaron las lágrimas, todo estaba precioso, parecía un sueño.

Estábamos en una playa muy bonita, en un lado había una pequeña mesa con un jarrón lleno de flores, en la arena había unas cuantas velas y pétalos de rosa que formaban las palabras 'I love you'.

Me quedé un buen rato mirando todo, no podía creer que todo eso fuera para mí. 

Me acerqué a él lentamente y le susurré al oído 'esto es lo más bonito que han hecho por mí. Yo también te quiero'. Él, sonriente, me cogió de la mano y me llevó a la mesa.

Cuando terminamos de cenar, nos quitamos los zapatos y dimos un paseo a orillas del mar.

Inesperadamente, me cogió las dos manos, me miró a los ojos y me dijo:

-Te quiero - Al decírmelo en español, me quedé sorprendida. Me acerqué a él, poco a poco, hasta que estábamos tan cerca, que junte mis labios con los suyos. Eso fue lo único que se me ocurrió hacer y es lo que estaba deseando desde hace años.

- Me gustaste desde la primera vez que te vi. - me dijo

- Tú también me gustaste desde la primera vez que te vi, aunque no sabías ni que existía. - dije mientras se me escapó una risa tonta.

Hubo un silencio un poco incómodo hasta que decidí decir algo.

- Entonces... ¿soy la chica de Niall Horan? - dije con una voz temblorosa.

- ¿Tú que crees? Yo no le hago todo esto a cualquiera. - me dijo mientras me miraba y acariciaba mi pelo.

El tiempo se nos pasó volando, cuando nos quisimos dar cuenta eran las 11 de la noche, y aún nos quedaban por delante 4 horas de viaje así que montamos en el coche y volvimos a casa.

Cuando llegamos ya eran las 3, pasamos a casa y estaba todo oscuro. Llamé a Belén y a Clara a gritos, pero no me respondían.

Me di cuenta de que había unas luces en el jardín, así que nos dirigimos hasta allí.

Cuando salimos , vi demasiadas personas, que no pude reconocer porque nos estaban dando la espalda. En cuanto escucharon que abríamos la puerta, se dieron la vuelta y gritaron: ¡SORPRESA!

Allí estaban nuestras amigas, Isa, Cris, Alba, Estela y Bego, a las que no habíamos visto desde hace un año porque se fueron a estudiar unas a Nueva York y otras a Alemania. Junto con ellas estaban los chicos, Clara y Belén.

Nada más verlas, fui corriendo a abrazarlas.

No me había dado cuenta hasta ahora, de cómo habían decorado el jardín: había globos por todas partes, serpentinas y mucha comida.

Estuvimos bailando un montón con la música a todo volumen, suerte que no teníamos ningún vecinos y podíamos estar así hasta que quisiéramos.

Cuando nos cansamos, nos fuimos a comer algo y estuvimos hablando un buen rato y perdimos la noción del tiempo. Como hacía un poco de calor esa noche, después de comernos todo, nos metimos a la piscina y lo pasamos genial.

Niall y yo intentábamos no estar muy juntos hasta que no llegara la hora de decírselo a todos, aunque Harry, Zayn, Liam, Louis, Clara y Belén ya lo sospechaban. Se miraban entre ellos y luego a nosotros, era muy gracioso. Las pobres Estela, Cris, Isa, Bego y Alba no entendían nada de lo que hacíamos los demás, no se enteraban de nada de lo que pasaba.

Ya era la hora, me acerqué a Niall y le di la mano. Él se puso rojo y estaba un poco nervioso, su mano estaba temblando.

- Tengo que contaros una cosa - dije yo muy animada.

Cuando nos miraron todos y vieron que estábamos de la mano, sus caras fueron muy graciosas.

- A partir de hoy, seré la Sra. Horan - dije con una sonrisa de oreja a oreja.

Todos se nos quedaron mirando un momento sin decir nada, hasta que empezaron a aplaudir y a silbarnos. Niall me miró y me sonrió y yo hice lo mismo.

- Gracias por este día tan especial, gracias por conseguir hacerme la chica más feliz del mundo después de lo mal que lo he pasado. Sois los mejores - dije mientras me emocionaba.

Ya estaba agotada, así que, subí a la habitación a dormir y los demás se quedaron en el jardín.

Me puse a escuchar música y empecé a recordar este día tan maravilloso de principio a fin. 

Vi cómo la puerta se abría lentamente y cómo se asomaba la cabeza de Niall.

- ¿Qué haces aquí? - le dije

- Solo quería darte las buenas noches. - me dijo sonriendo.

Se acercó a mí y me dio un beso en la frente. Apagó la luz y me dijo 'buenas noches princesa'.

Me tumbé en la cama y no podía dormir, estaba tan emocionada por todo lo que me había pasado ese día que no podía sentirme más feliz. Sin duda, comenzó el mejor verano de mi vida.